¡Felicidades!, por fin has decidido montar tu propia empresa.  Buscas consejos para iniciar un negocio, pero las dudas te asaltan. No pasa nada, es normal. Respira hondo y como dicen los americanos «take it easy» (tómatelo con calma). Lo primero de todo, al margen de burocracia y otras cosas, es fijar tu precio hora. ¿Sabes por qué?, porque de esa decisión puede depender el éxito o el fracaso de tu empresa. Así que merece la pena que pienses en ello detenidamente. Ten en cuenta que al iniciar un negocio, normalmente te introduces en un mercado donde ya existe una competencia. Si, como es el caso, hablamos de servicios profesionales entonces la competencia es muy elevada porque a diferencia de abrir un restaurante la inversión y los gastos fijos suelen ser muy bajos. Y el precio es como tu tarjeta de presentación, habla de ti. Le dice a tus potenciales clientes si eres un experto o un aprendiz. Porque en este caso como en muchos otros, «un precio alto transmite una imagen de mayor calidad» (aunque no siempre sea así).  Pero hoy en día estamos en una situación de crisis y claro, la gente más que nunca busca la «triple B»: bueno, bonito y (sobre todo) barato. Así que, como te habrás podido imaginar, si pongo un precio muy alto al iniciar mi negocio igual tengo que cerrarlo antes de lo que pensaba por falta de clientes. Por eso hoy más que nunca, debes de seguir al pie de la letra los consejos que te voy a dar ahora para fijar correctamente un precio:

  1. Calcula tus gastos mensuales: tanto de tu actividad profesional como de tu vida personal. Al fin y al cabo si emprendemos es para poder pagarnos la vida que llevamos. Porque sino al final dejaremos nuestro negocio para buscarnos un trabajo mejor pagado. Incluye todos los gastos, pero antes usa el sentido común o «el presupuesto base cero» que dicen los Financieros. Es decir, no gastes en aquello que no sea imprescindible. Tanto para tu actividad profesional como para tu vida personal. Sé que es muy fácil decirlo, pero sino empiezas nunca a aplicar esa filosofía tendrás que trabajar muy duro y sólo conseguirás pagar las facturas.
  2. Fija un nivel de ingresos mínimos: ahora que ya sabes cuáles son tus gastos mensuales, podrás calcular cuáles son los ingresos mínimos para poder cubrirlos y quedarte «a cero». A esa cantidad súmale un 25%, porque en la vida y en los negocios siempre hay imprevistos y es mejor contar con un colchón financiero por si vienen «mal dadas».
  3. Calcula tu tiempo «facturable»: aquí es donde más dudas puede haber, porque los gastos son algo que tenemos ahí y que por lo tanto fácil de calcular. Pero el tiempo que podemos facturar a nuestros clientes, es sin duda algo muy incierto. Para ello hagamos el cálculo al revés. Veamos cuánto tiempo dedicamos a tareas que no son estrictamente prestar nuestro servicio: desplazamientos, visitas, presupuestos, generación de contactos, etc. Para ello puedes usar de ejemplo una semana y apuntar durante ese periodo a qué dedicas tu tiempo. También ten en cuenta periodos de descanso o vacaciones. Incluso deja unos días para imprevistos: enfermedad, compromisos, etc.

Por ejemplo, supongamos que mis gastos totales al mes son de 1.500 euros. Ese será el mínimo de ingresos que tengo que conseguir. Le sumo un 25% por prudencia financiera y me da 1.875 euros mensuales de ingresos. Si trabajo unas 10 horas al día durante una media de 22 días al mes, y de ese tiempo sólo el 60% es facturable (porque el 40% restante lo dedico a generar contactos o gestionar). Mi precio hora mínimo sería de 14,20 euros, sin tener en cuenta impuestos como el IVA o las retenciones del IRPF.

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