En todo sector es fundamental estudiar a la competencia, porque cada vez hay más oferta y el cliente potencial lo tiene cada vez más difícil para decidir. La clave del marketing actual es la diferenciación, porque competir en precios siempre acaba llevando al cierre, basada en ventajas competitivas y en una marca fuerte. Y para poder hacerlo hay que estudiar a la competencia. Conocer sus puntos débiles y fuertes para poder mostrarnos al potencial comprador como una opción superior. Y hoy en día estudiar a la competencia no supone tener que recurrir a costoso estudios de mercado. Cualquier empresa, por pequeña que sea, puede tener acceso a su propio estudio de mercado low cost gracias a las nuevas tecnologías basadas en Internet. Por eso cualquier negocio debe de estudiar a la competencia, incluso aquella que no es propia de su negocio tal y como explica el benchmarking. Un estudio continuo de las prácticas de las mejores empresas y marcas de cada campo, que al fin y al cabo se basa en la típica necesidad de aprender y dar soluciones a problemas «copiando» lo que hacen otros.

A la hora de estudiar a la competencia, una buena y sencilla metodología a seguir es la basada en los siguientes tres pasos:

  1. Determinar los objetivos: puesto que estudiar a la competencia puede ser algo largo y pesado, sobre todo si se hace sin recurrir a terceros especializados. Por lo que es fundamental establecer unos objetivos iniciales para guiar el estudio. Algunos de los más habituales son determinar los puntos fuertes y débiles de nuestra competencia, descubrir nuevos segmentos de mercado, mejorar nuestros productos y servicios, conocer el rango de precios que existen en el mercado, etc.
  2. Recopilar la información necesaria en base a las fuentes disponibles: no toda la información es relevante a la hora de estudiar a la competencia, puesto que no es un análisis tan amplio como el DAFO. Por eso en este caso no es necesario conocer información macroeconómica sino más bien quiénes son los competidores principales, dónde están, características, precios, nivel de ventas, imagen de marca, vínculo o lealtad de los clientes, estrategias que pueden ejecutar en base a nuestras acciones, etc.
  3. Fijar las fuentes disponibles: hoy en día Internet es sin duda la mayor fuente de información para estudiar a la competencia. Analizar los perfiles en Redes Sociales o el sitio web de la competencia, es una forma cómoda y sencilla de obtener mucha información. Ya no es necesario acudir a organizaciones o revistas especializadas, ni a ferias y exposiciones sectoriales. Una simple alerta de Google, puede ser más que suficiente para estar al día de las últimas noticias sobre nuestra competencia.

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