En la actualidad, el mercado funciona si los clientes están seducidos por el producto, algo que va más allá de fidelizarlos, y por retenerlos, es probable generar, sin quererlo, un efecto contrario al esperado al verse el cliente obligado a permanecer eligiendo los mismos servicios.
Para evitar este efecto contrario, el producto debe enamorar al cliente con un buen servicio, una buena calidad o con tarjetas de puntos que dirijan al cliente a la obtención de un beneficio. La seducción, así, tiene una premisa similar a la venta, ya que ambas se centran en persuadir basándose en un propósito. Para que el cliente se enamore de la marca es recomendable seguir una serie de indicaciones:
- Actúa con inteligencia: Debes tener claros tus objetivos y tener una planificación sobre las técnicas que utilizarás para seducir a tus clientes. Es vital pensar de manera realista.
- Siente tu trabajo: Es muy importante disfrutar de lo que haces para no caer en la rutina y transmitirles una sensación negativa a tus clientes. Para evitar esto, debes dar la mejor versión de ti y mostrar que lo que ofreces te gusta.
- Pasa a la acción: Una vez ideado el plan, hay que lanzarse al mercado sin tratar de buscar la perfección desde el principio. Se debe ser constante y tener paciencia para evitar que los clientes resulten agobiados. En este punto es más importante escuchar todas las opiniones del cliente que hablar.
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